Soy profesor de Lengua y Literatura y trabajo en escuelas secundarias. Hace una década coordino talleres de derechos humanos y poesía para jóvenes y adolescentes. Me encanta mi trabajo y creo profundamente en la escuela pública, gratuita, laica, de calidad e inclusiva. Soy parte de un grupo de investigación que estudia la literatura y la cultura de la Patagonia y de Latinoamérica. En el marco de las producciones realizadas por este equipo, publicamos, de modo colectivo, el libro La Patagonia habitada, editado por Editorial UNRN, en 2019. Desde 2008 codirijo un colectivo de artistas que se llama Peces del desierto junto a Luciana, mi compañera.
Siempre me gustó escribir o inventar historias, desde chico. No sé por qué. Recuerdo un viaje que hice al campo donde vivía una bisabuela paterna. Afuera había una hilera de ciruelos con la fruta madura tirada en el suelo. Adentro, una cama cubierta con una sábana blanca y un panal de abejas. Cómo olvidar esas extrañas imágenes; pero también recuerdo las caminatas al lado de mi papá, algo simple e inolvidable. Creo que lo extraordinario y también lo sencillo de nuestras experiencias son semillas de poesía, y depende de cada persona dónde las siembre y cultive. Lo que sí sé es que no controlo aquellas circunstancias que me marcan, vuelven a andar por mi corazón y se convierten en palabras.
En 2011 me presenté a la convocatoria del Fondo Editorial de la Provincia del Chubut, con un poemario llamado La mitad del mundo, que fue seleccionado y editado, y se trasformó en mi primer libro publicado. La frontera es una soga es el segundo.