En este poemario, Damián Lagos Fernandoy expresa una visión poética hecha de sinceridad y de «imágenes cuyas referencias pueden ser identificadas con facilidad». El lenguaje, un paisaje, una calle o la rutina del supermercado o del cuidado del patio de la casa, forman parte de los materiales con los que Lagos trabaja. Y es que «uno ya trae un mundo formándose, una materia prima que el contacto con la poesía nos permite elaborar (…) la poesía es una forma particular de ver las cosas»
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