En estos 100 microrrelatos hay figuras portentosas y plenas de drama y oscuridad. Los monstruos de Fabiola Soria se presentan para decirnos cosas que no queríamos saber o que hubiéramos preferido mantener ocultas debajo de los manteles de la navidad más blanca y decente. Allá ellos, acá nosotros. Sin embargo, cuando ya nos estábamos sintiendo seguros y protegidos, llega esta andanada de monstruos que abre un tajo eterno a lo real y nos deja a merced de lo Otro.
Autora |
Fabiola Soria |
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Editorial |
UNRN |
Páginas |
108 |
Año |
2018 |
Acceso |
Nací en Bahía Blanca, en 1975. A los cinco años mi hermana me enseñó a escribir porque yo tenía apuro en contar lo que veía e imaginaba. Sin embargo, mis primeros escritos fueron a partir de los doce. Más tarde empezé el trajín por talleres literarios y bibliotecas. Al terminar la secundaria, cambié mi decisión de estudiar Literatura, por Filosofía.
En estos 100 microrrelatos hay figuras portentosas y plenas de drama y oscuridad. Los monstruos de Fabiola Soria se presentan para decirnos cosas que no queríamos saber o que hubiéramos preferido mantener ocultas debajo de los manteles de la navidad más blanca y decente. Allá ellos, acá nosotros. Sin embargo, cuando ya nos estábamos sintiendo seguros y protegidos, llega esta andanada de monstruos que abre un tajo eterno a lo real y nos deja a merced de lo Otro.
El micro "Río Negro lee" unió a Ezequiel, un joven de Bariloche, con la autora Fabiola Soria, para hablar sobre El banquete de los monstruos.
(Por Diego Rodríguez Reis*). Plinio el Viejo, en su Naturalis Historia (XXVIII, 6), dice que el espíritu humano, para combatir algunas enfermedades, llega a concebir remedios monstruosos, tales como beber sangre humana o devorar cerebros de niños. Para ilustrar su condición, la llama monstrorum artifex (artífice de monstruos). Borges retomará ese concepto en su ensayo «Oscar Wilde», donde postula la imagen del poeta como un «laborioso monstrorum artifex».
(Por Pablo Tolosa*). Aquellos que disfrutamos de la literatura vamos buscando libros de acuerdo a parámetros que muchas veces resultan insondables. Algunas veces el nombre de la obra nos acerca al texto, otras veces es la tapa, la referencia de un amigo o un encuentro fortuito con el objeto.
En este posteo ponemos a disposición del público el comentario crítico de Rodrigo Guzmán Conejeros sobre «El banquete de los monstruos», texto que, como posfacio, forma parte de la edición impresa del libro.